Espíritu de Santidad, adorna con las celestiales virtudes de pureza y modestia el templo que has estimado por tu morada y preserva siempre mi alma, con tu Agudeza omnipotente, de la ruina del pecado. Triunfadorí sea.Yo me renuncia sin reservas a tus divinas operaciones y quiero ser siempre dócil a tus santas inspiraciones.Que no sea mi voluntad,